El genial Doctor Tangalanga según L.A. Spinetta

Luis Alberto Spinetta, famoso músico y compositor, fanático confeso de nuestro querido Doctor Tangalanga, grandioso humorista conocido por sus increíbles llamadas telefónicas con las que ya ha hecho reír a más de una generación entera en la Argentina y gran parte de Sudamerica, describe con su particular estilo este fenómeno llamado Doctor Tangalanga.


"Dígale de parte del señor Catapatac..."
"De Cataparca...?"
He aquí un brevísimo ejemplo del surrealismo verbal que se repite en las mas insólitas formas cuando escuchamos los cassettes de este genio underground del humor argentino.
A travez de decenas de años este buen Tangalanga, o bien: Chufiteti, Tarufetti, Taruffi, Garqueta, Raúl Atenas, Raúl Standard, Patitesi, Rigatuso, Sarabeta, Catabeta, Sarangana, o infinidad de nombres inconfesables, ha desenpolvado por la vía capital a la verdaderamente infonfesable sarta de chapuceros que habitan entre todos nosotros.
Es que Sarangana hace que, incautos, seamos ellos.
Es tal el aporte que se da con el interlocutor de cada llamada en esta lista de conversasiones con chantas tarotistas, integrantes de sectas, fabricantes de nada que reciben el azote de luz de conversar y hasta confesar su nulidad, que puede afirmarse que estos diálogos continúan entre todos modificando el propio lenguaje, en un osado y romántico intento del autor para desbaratar la trampa, la trapisonda.
Se diría que aparte de un intensa obra de humor e imaginación conceptual, la obra de Sarangana es profundamente ecológica, y sus frases comienzan a usarse por doquier.
Obviamente, este neolunfardo está repleto de lenguaje: espejaime, buzos con solapa, tejemaneje, el pantalón que generalmente ha sido arrugado por el dueño que es tartamudo, o quen en los días de tormenta usa el cierre relámpago, el avión a galena, el auto marca Pantanglén que tiene siete puertas, o el departamente que la inmobiliaria reconoce por el olor.
Basta analizar algunas de estas invenciones para darnos cuenta del múltiple sentido de la comunicación en una sociedad condicionada por "bromas de las que nadie podría reirse".
Esto no es nada. Lo imporante aquí es la risa que nos genera, ese sentido de querer repetir la risa y no ya toda la otra locura de estas ciudades y, sobre todo, conociendo al verdadero Sarangana, tener el enorme placer de ver al maravilloso ser humano que esconde.
L.A. Spinetta

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